GENOCIDIO A LA VISTA DEL MUNDO: LA MASACRE EN PALESTINA Y LA CULPA DE UN GOBIERNO IMPUNE
Por: Ariadna Amadeo
Palestina arde bajo las bombas mientras el mundo observa con horror –y muchas veces en silencio– la masacre sistemática que el gobierno de Benjamin Netanyahu perpetra contra un pueblo cercado, empobrecido y agotado. Lo que se presenta como una "operación militar" es, en la práctica, una limpieza étnica que no distingue entre niños, ancianos, hospitales o escuelas. Israel, amparado por un aparato propagandístico internacional y el respaldo de potencias extranjeras, ejecuta una brutal campaña de exterminio en Gaza.
No se trata solo de daños colaterales ni de víctimas accidentales. Los ataques han sido constantes, deliberados, meticulosamente dirigidos a infraestructuras civiles esenciales. La cifra de muertos crece a diario, pero detrás de cada número hay familias enteras que desaparecen de un bombardeo. Netanyahu no solo ha ignorado las advertencias internacionales, sino que ha intensificado la ofensiva, desoyendo a las Naciones Unidas, a organismos humanitarios y a millones de voces que claman por un alto al fuego real.
Gaza está en ruinas. La población, cercada desde hace años, hoy vive entre escombros, sin agua, sin luz, sin medicinas. Los corredores humanitarios son bloqueados, la ayuda no llega, y la desesperación es total. La maquinaria militar israelí actúa con impunidad, sabiendo que las sanciones nunca llegan y que la comunidad internacional rara vez pasa de la condena retórica. ¿Cuántos niños más deben morir para que el mundo deje de relativizar esta masacre?
El pueblo palestino resiste como puede, con dignidad, con dolor, con una fuerza que conmueve y rompe el alma. Pero no alcanza con su valor. Hace falta acción, justicia y verdad. Es urgente reconocer que lo que ocurre no es una guerra: es un genocidio ejecutado por un Estado con uno de los ejércitos más poderosos del planeta contra una población sin defensa posible. Netanyahu ha optado por la muerte como política de Estado, y cada día que pasa sin consecuencias es una nueva concesión a su barbarie.
Callar es ser cómplice. Equidistar es negar la realidad. Lo que está sucediendo en Palestina es una tragedia provocada por decisiones políticas concretas, por líderes con nombre y apellido, y por un sistema global que sigue tolerando lo intolerable. La historia juzgará. Pero mientras tanto, cada segundo que pasa sin justicia es una condena más para un pueblo que solo quiere vivir.
Publicar un comentario for "GENOCIDIO A LA VISTA DEL MUNDO: LA MASACRE EN PALESTINA Y LA CULPA DE UN GOBIERNO IMPUNE "
Publicar un comentario